Días excepcionales como estos en los cuales nuestra rutina se ve
obligatoriamente afectada y disponemos de tiempo extraordinario es
muy oportuno aprovechar para “lo pendiente”. España tiene
pendiente una pensada y la toma de alguna decisión sobre la
monarquía.
Nuestras majestades
son tan particulares que, pese a tratarse de una institución que se
basa en la continuidad, se pasan la vida repudiando la herencia
recibida: primero, Juan Carlos a Franco; ahora, Felipe a Juan Carlos.
Tan particular es la
monarquía que, mientras toda las instituciones se vuelcan contra el
coronavirus, el Jefe del Estado, como cualquier ciudadano de a pie, también
aprovecha para “lo pendiente”, que no es otra cosa que pertrechar
excusas frente a los sucios negocios de su padre que lo tenían a él
como beneficiario. Todo muy feo.
Resulta que lo sabía desde hace más de un año pero no se digna a hacerlo público hasta que un medio extranjero, “The Telegraph”, lo implica. Qué oportuno. También le quita la asignación ahora, como si la dignidad de su emérito progenitor dependiera de que todos sepamos o no los chanchullos que él conocía desde hace mucho tiempo.
Resulta que lo sabía desde hace más de un año pero no se digna a hacerlo público hasta que un medio extranjero, “The Telegraph”, lo implica. Qué oportuno. También le quita la asignación ahora, como si la dignidad de su emérito progenitor dependiera de que todos sepamos o no los chanchullos que él conocía desde hace mucho tiempo.
Pues eso, “lo
pendiente” ahora es, por salud democrática y por justicia,
aprovechar estos días extraños para reflexionar sobre tantos años
de tomadura de pelo monárquica. Un rey que, como Felipe VI renuncia
a la herencia de su padre, de hecho, está abdicando. La ilegitimidad
de la fortuna real es solo un aspecto de su total ilegitimidad
democrática.
El coronavirus es una prueba de que vienen tiempos difíciles, que nos acechan complicaciones sanitarias, climatológicas, económicas, sociales… Sería bueno disponer de una democracia fuerte. Seguir con la casta borbónica, la debilita.
El coronavirus es una prueba de que vienen tiempos difíciles, que nos acechan complicaciones sanitarias, climatológicas, económicas, sociales… Sería bueno disponer de una democracia fuerte. Seguir con la casta borbónica, la debilita.