Esto no es una de esas cadenas que pretenden conseguir más y
más copias de un determinado mensaje pero sí que tengo curiosidad por aclarar
si soy un bicho raro o hay más que piensan parecido a mi. Me gustaría saber
cuanta gente está cansada de recibir información (o lo que sea) sobre la muerte
del pobre niño Julen en Málaga y cuanta se avergüenza de sus políticos cuando
los ve cargar día tras día contra Venezuela y pedir a su gobierno elecciones y
más democracia mientras callan con Marruecos, con China, con Rusia, con Arabia
Saudí, con Emiratos, con Qatar, con Guinea, con Nicaragua o con tantos gobiernos
sátrapas como si de regímenes ejemplares se tratara. Yo estoy cansado del “caso
Julen” y me avergüenza lo de Venezuela.
No es que no comprenda el dolor de los padres del pequeño
malagueño, tengo una hija y no imagino nada peor; ni que no quiera una
convivencia en paz y un futuro habitable para los venezolanos, pero me parece
que ya está bien.
Ya está bien de alimentar el morbo alrededor de un niño
caído en un pozo y de hacer como que no existen los miles y miles de menores
que, también ante la impotencia de sus padres, mueren de sed, de hambre o de
enfermedades perfectamente curables en cualquier lugar del mundo o, incluso,
en nuestras propias ciudades. O los que
pierden la vida en el Mediterráneo, o en la frontera entre Méjico y los Estados
Unidos, o bajo las bombas de Irak, Siria o Afganistán. Claro que entiendo que
para rescatar al pequeño Julen se movilizaran los medios que se movilizaron
pero no comprendo que nuestra sanidad, nuestros servicios sociales o nuestra
educación pública dejen desamparados a tantos otros pequeños que, por culpa de
una desigualdad asesina, viven en las calles, en la marginalidad o nunca van a
poder salir de la miseria después de una vida de abusos, privaciones y
sufrimiento que ninguna persona merece. No comprendo que todo eso suceda ante
nuestros ojos y que los medios nunca entren en la cuestión o, lo que es peor,
que suceda y que los medios, especialistas en rebuscar en bragueta ajena,
utilicen estos días el “caso Julen” para taparlo. ¿Cuánto costo el dispositivo
de Málaga? ¿Cómo puede ser que aplaudamos eso (yo lo hago) y recortemos y
recortemos el pago de impuestos que han de sufragar que la administración pueda
proteger a sus niños (y a sus mayores) al mismo nivel que se implicó en esa
búsqueda de Julen?
(Foto: Reuters)
¿Y lo de Venezuela? Pues parecido. ¿Nos quieren hacer creer
que Venezuela es la representación de todos los abusos antidemocráticos del
planeta? ¿Dónde está el supuesto precepto constitucional que justifica que un
señor se autodeclare presidente en medio de una plaza pública? Me miro y me
remiro el famoso artículo 233 y no veo nada. Que no, que no me trago la
filantrópica preocupación por la democracia venezolana. ¿Cerramos todo el
centro de Madrid para recibir con honores y genuflexiones al presidente chino y
lanzamos ultimátums a Maduro? ¿Comerciamos con armas con Arabia Saudí y cedemos
a sus chantajes pero resulta que todos seguimos el diseño de Trump para poner
un gobierno amigo en Venezuela? ¿Trump y los Estados Unidos son la referencia
democrática en su relación con terceros países? ¿Tanta razón tienen Trump,
Bolsonaro, Casado o Rivera que la izquierda española no tiene un discurso
alternativo? Si esto es una historia de buenos y malos yo no me puedo creer que
los buenos sean los personajes referidos y el malo Maduro; me temo que es todo
bastante más complejo y que no se resuelve con amenazas. En realidad, me parece
que los supuestos salvadores de Venezuela no son más que agentes de una nueva
forma de colonialismo. Me da que si Venezuela no tuviera el petróleo que tiene,
no merecería la atención internacional que merece, ni la derecha estaría tan
preocupada por los venezolanos, como no lo está por los marroquí, chinos,
nicaragüenses o guineanos. Pero lo dicho, igual el raro soy yo.