La
jornada de ayer estuvo muy centrada en el trabajo con la consellera
Elena Cebrián.
A
primera hora de la mañana reuní a mi equipo de directores generales
para terminar de preparar los documentos de trabajo de nuestra
Secretaría Autonómica de cara al Seminario de Invierno del Consell
previsto para final de mes en Vinaròs y, de inmediato, también
junto a los responsables de las direcciones territoriales de nuestra
Conselleria tuvimos una reunión con la consellera para ponerlos en
común.
Revisamos
el grado de cumplimiento de todos los compromisos de los Seminarios
pasados, en particular del más reciente de Ademuz del pasado verano.
Los dos compromisos de nuestra Secretaría: tanto la Guía de
Educación Ambiental como las obras de abastecimiento de agua potable
y protección frente a las inundaciones los hemos cumplido.
La
segunda parte de la reunión sirvió para proponer y valorar nuevas
propuestas de cara a la reunión de Vinaròs, nuevos compromisos de
nuestras cuatro direcciones generales. Inevitablemente tendremos que
hacer una selección de cara a la inclusión de algunos de ellos
entre los objetivos finales del Consell pero en todos los propuestas
vamos a avanzar mucho a lo largo de este próximo semestre.
Ya
a última hora de la mañana, me dediqué a revisiar documentos,
firmar algunos pendientes y, sobre todo, a cerrar la agenda de los
próximos días. Desde antes de navidad todo lo íbamos dejando «para
después de fiestas, después de fiestas». Ahora ya estamos en
«después de fiestas» y toca ir encajando el rompecabezas de
reuniones, visitas, actos y similares. Francamente, no sé cómo lo
haremos para abarcarlo todo.
Ya
por la tarde, y luego, cómo no, de una comida de trabajo, volví al
despacho de la consellera Cebrián para trabajar en diferentes
cuestiones relacionadas con el agua y el regadío. Compartí dos
horas de trabajo también con el secretario autonómico de
Agricultura, Francisco Rodríguez Mulero. En estos momentos, la
situación de sequía es grave y no se trata de una circunstancia
puntual sino de un hecho estructural. No es un problema de si tenemos
o no tenemos trasvases, ni situaciones de emergencia que reclamen
actuaciones urgentes. Es una realidad que está cambiando y que
necesita de nuevas respuestas. Hacen falta iniciativas en los ciclos
urbanos del agua y nuevos discursos y nuevas acciones con respecto a
las necesidades agrarias. Estoy contento de haber participado en la
defensa decidida de las nuevas fuentes de agua frente al espejismo de
los grandes tranvases y las grandes infraestructuras. En este campo
la clave la tiene el Gobierno de Madrid pero nuestra capacidad en
temas de reutilización de aguas depuradas y mejoras en las
conducciones locales es fundamental tanto por cuestiones
medioambientales como agrícolas.
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