Hacía
días que no nos veíamos las caras todos juntos. Lo hicimos ayer.
Ayer por la mañana, a primera hora, reunimos al consejo de dirección
de la Secretaría Autonómica. Todos menos el director general del
Agua, Manuel Aldeguer, de viaje, y en su lugar estuvo el subdirector,
José Vicente Benadero.
Empezamos
repasando nuestro Plan Normativo, es decir, todas las iniciativas
legales que tenemos en marcha y que iremos desarrollando a lo largo
de lo que queda de legislatura.
En
todas las áreas tenemos todavía retos importantes que resolver. Los
trámites siempre son más lentos de lo que a nosotros nos gustaría,
y son así por dos motivos fundamentales: el primero, una exigencia
básica como es la transparencia y la participación que alargan los
procesos pero aseguran mejores resultados; el segundo, las
limitaciones presupuestarias y, sobre todo, la falta de personal que
padecemos. Lo que vamos a hacer es una calendarización de las
iniciativas priorizando por orden aquellas áreas donde mayor es el
número de procesos en marcha. Repasamos también los temas más
urgentes que llevamos entre manos y la agenda para los próximas
días.
En
medio de la reunión tuve que contestar un par de entrevistas de
medios de comunicación alicantinos que querían información sobre
la decisión judicial de permitir excepcionalmente unos movimientos
de graneles en el puerto de Alicante que, desde la Conselleria,
habíamos suspendido. Más allá de lo que haya dicho el juez que,
obviamente, se debe cumplir, no puede ser que la carga y descarga de
graneles en el puerto alicantino tenga que pasar sistemáticamente
por los juzgados. El puerto es el primer perjudicado por esta
situación. La imperiosa necesidad de realizar ese trasiego de
graneles en naves cerradas y no al aire libre resulta evidente.
Poco
antes del mediodía, junto con el director general de Medio Natural,
Antoni Marzo, nos reunimos con el alcalde pedáneo de La Punta, de
València, Ignacio Vázquez. El alcalde está muy preocupado por la
posible recuperación de la zal, la Zona de Actividades Logísticas
del puerto de València en terrenos de su pedanía, de La Punta.
Vázquez reclama que se abandone la iniciativa y se apueste, como ya
se ha dicho desde el mismo puerto, por espacios menos valiosos y de
mayores dimensiones, como el que existe en la zona de Sagunto.
Nuestro
papel en esta cuestión se circunscribe a la fase de autorización
ambiental y, en ese momento, veremos si la propuesta se ajusta a las
sentencias preexistentes y a la normativa legal vigente.
Antes
de comer, l'última reunión de la mañana la tuve con Miguel
Minguet, de Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), y José
Fortea, de la Comunidad de Regantes de Sueca. El tema: la paja del
arroz de la Albufera. Con Minguet y Fortea revisamos cómo habían
transcurrido estos meses de conversaciones y acuerdos sobre la quema
de la paja del arroz y cómo se había desarrollado la quema a lo
largo de las pasadas semanas. Ambos reconocen el trabajo y el
esfuerzo que se ha hecho por parte de todos y que, al final, la
mayoría de la gente implicada ha quedado satisfecha. Nos han pedido
que seamos comprensivos a la hora de imponer sanciones por los
incumplimientos ya que muchas de las infracciones se han hecho sin
mala fe. Eso sí, Minguet lamentó lo complicado del proceso acordado
durante esta campaña y todos coincidimos en que, de cara al año que
viene, tenemos que buscar fórmulas más sencillas. Les expliqué que
nuestra voluntad es encontrar una solución más sencilla porque las
limitaciones de las quemas no son una situación excepcional sino una
obligación de carácter normativo y un compromiso, salvaguardar por
encima de todo la salud de las personas. Que en enero estemos ya
hablando de la campaña que tendrá lugar dentro de diez meses es la
prueba de nuestra voluntad por hacer las cosas bien, de manera
dialogada, acordada y rigurosa.
De
hecho, la tarde del viernes la acabé en la sede de Compromís, en la
plaza de El Pilar de València, participando en una reunión de la
sectorial a la que nunca había asistido: la de Agricultura. Fui a
explicar, como acababa de hacer unas horas antes con Minguet y
Fortea, cómo se había desarrollado la reciente campaña de la quema
de la paja del arroz. Especialmente para ofrecer detalles sobre cómo
la cuestión medioambiental condiciona todo el proceso. Algunas voces
se habían alzado criticando públicamente esa gestión. Habían sido
pocas y, además contradictorias, pero quería ante la sectorial de
Agricultura de Compromís ofrecer información detallada de todo el
proceso.
Yo
estoy satisfecho del resultado de la campaña. Se han conseguido
cosas indiscutiblemente positivas. Se ha quemado casi un 40% menos de
hectáreas que el año pasado; la presencia de humo y, por tanto, los
efectos contaminantes sobre la ciudad de València han sido muy
inferiores a los de 2016; se ha recogido 30 veces más paja que en el
año anterior y, lo que me parece más importante, la campaña, tal
como se ha hecho, ha servido para demostrar que vamos en serio, que
estamos dispuestos a llegar hasta el final para garantizar que se
puedan gestionar los restos de paja sin perjudicar al medio ambiente
ni a la salud de las personas. Sabemos, y así lo expliqué, que el
proceso de quema ha sido complejo, que el tiempo nos ha perjudicado
mucho, que la información no siempre ha sido todo lo ágil que
debiera, pero el resultado es claramente positivo. Y el año que
viene lo será todavía más. Estoy seguro de ello porque todos los
agentes implicados somos conscientes de que cuanto mayor sea el
compromiso, mejor será para todos. El modelo de este año era fruto
del acuerdo entre todos y, en general, todo el mundo ha puesto de su
parte. Se han levantado unas 300 actas de infracción. Ahora habrá
que estudiar cada una de ellas, comprobar las alegaciones presentadas
y actuar en consecuencia.
Ya
he dicho antes que las conversaciones de cara a la próxima campaña
ya han comenzado y el acuerdo final deberá ser un nuevo paso
adelante que haga cada vez más sencilla y segura la gestión de la
paja del arroz en el entorno del Parque Natural de la Albufera de
València. En los dos últimos años he tenido muchas veces la
sensación de que no había nada que hacer, que era una cuestión
ingobernable, que no tenía solución. Ahora ya no. Somos muchos los
que estamos seguros de que se puede mejorar y resolver escuchando a
todos. Eso es lo que estamos haciendo, y estoy convencido de que lo
conseguiremos.
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