La
Albufera es una joya. Lo hemos dicho mil veces y lo decimos porque es
absolutamente cierto. Pero
es una joya que maltratamos. Y no la maltratamos sólo por la presión
que
sufre del
entorno urbano, con la complicada compatibilidad
de usos a
la que está sometida, ni por la falta de aportaciones de agua o por
los vertidos de aguas residuales. Además de todo esto, y aunque
pueda parecer imposible, la Albufera también la usamos como
vertedero.
Sólo así se explican los resultados de la campaña que la Fundación
Global Nature, junto a la empresa Lanjarón y otras entidades y
asociaciones, en
colaboración con
la
Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia, ha hecho durante los
últimos tres meses de recogida de residuos en la Albufera para
llamar la atención sobre la suciedad en el Parque Natural
y
los comportamientos sociales -digamos-
«poco
cívicos». El trabajo no pretendía ser de limpieza sino de
concienciación e
implicaba también la caracterización
del
tipo de residuos encontrados.
Los participantes en la campaña han sacado kilos y kilos de desechos dentro del lago de la Albufera, de sus orillas y del fondo. De todo, desde ruedas de tractor más altas que una persona hasta tubos fluorescentes rotos, baterías de coche, llantas, y miles y miles de envases. Mucha, mucha basura. Adjunto algunas fotos representativas, por aquello de que una imagen vale más que mil palabras.
Ayer, Antonio Guillem, de la Fundación Global Nature, estuvo en mi despacho para presentarnos los resultados de la campaña. Se ha retirado casi una tonelada y media de residuos y hay que tener en cuenta que sólo se ha trabajado en un 0'036% de la superficie del Parque Natural. El 62% de la basura recogida es material plástico y un 20% metálico. El 64% de todo el material retirado es valorizable y los objetos más abundantes han sido envases de bebida.
Con Antonio Guillem, además, repasamos otras iniciativas en las que está trabajando la Fundación Globlal Nature y revisamos algunas propuestas relacionadas con nuevos proyectos y nuevas formas de colaboración posibles.
A continuación, con el director general del Agua, Manuel Aldeguer; el gerente de la EPSAR, Enrique Lapuente, y el subsecretario de la conselleria, José Moratal, analizamos la mejor manera de tramitar los informes de Impacto ambiental relativos a las obras de depuradoras que cuentan con fondos europeos.
Los informes dependen de la dirección general de Medio Natural y
como órgano sustantivo estará la dirección general del Agua. Ahora
toca acelerar el proceso para cubrir algunas de las plazas vacantes
en el departamento ya que no es sencillo asumir una competencia más
que
se añade al actual
volumen de trabajo en marcha. La dirección general del Agua, que se
encontró sin ningún proyecto de
obras cuando
llegamos a
la Conselleria en
el
verano
de 2015, ahora ya cuenta
con un buen
puñado de proyectos
y, en 2018, comenzarán muchas obras, lo que multiplicará el trabajo
respecto a la actividad
habida
hasta ahora.
Al mediodía, cita obligatoria de los jueves, tuvimos Consellet preparatorio del Pleno del Consell de esta mañana. De nuestro departamento llevábamos una contratación de EPSAR para depuración en Xàbia y la renovación de un convenio con la Universitat de València para prácticas de estudiantes en la Conselleria.
Terminado el Consellet, todas las personas que lo conformamos, desde la vicepresidenta Mónica Oltra, que es quien lo dirige, hasta el resto de secretarios autonómicos y subsecretarios, hicimos la tradicional comida de Navidad en un restaurante del barrio del Carmen de València. Un menú de 25 euros por cabeza y dos horas divertidas en las que hablamos muy poquito, casi nada, de trabajo.
Ya por la tarde volví al tajo para preparar algunas cosas que tenía pendientes para hoy viernes; básicamente, la reunión del consejo de dirección de la Secretaría Autonómica y una charla sobre políticas medioambientales que tengo por la noche en el municipio valenciano de L’Alcúdia.
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