Hay
pocas cosas que me parezcan más estúpidamente solemnes que el abuso
del calificativo «histórico». Cada día en los periódicos, en los
discursos o en simples conversaciones de calle se escucha cada
vez más aquello de "esto es histórico". Es mentira.
Usamos el adjetivo «histórico» con muy poco respeto. Si fueran
históricas todas las cosas que decimos que son históricas, en el
futuro los libros de historia deberían tener miles y miles de
páginas; pobres estudiantes de historia.
Ayer
conseguimos, desde nuestra Conselleria, un acuerdo muy importante, un
acuerdo sin precedentes, vamos, un acuerdo que si nos dejamos llevar
por la moda de la solemnidad y la exageración diríamos que es
«histórico». No lo es. Ni de lejos. Pero sí es muy valioso e
inédito.
Ayer,
en la Junta Rectora del Parque Natural de la Albufera ratificamos un
acuerdo de todos sobre la gestión de la paja del arroz en esta
temporada de cosecha. Para ser más exactos dimos luz verde al
acuerdo general sobre cómo será este año la quema de la paja del
arroz.
En
la Junta están representadas desde las administraciones locales,
provinciales y autonómica a la Confederación Hidrográfica del
Júcar, desde Carreteras del Estado a las Universidades, desde
pescadores a regantes, desde agricultores a ecologistas. En
definitiva, el puzzle de agentes sociales que conforman un espacio
tan complejo y valioso como es la Albufera de Valencia.
Nunca
una Junta Rectora del Parque Natural de la Albufera había llegado a
un acuerdo de estas características. De hecho, nunca una Junta
Rectora del Parque Natural de la Albufera había transcurrido en paz
cuando se hablaba de la quema de la paja del arroz. Este hecho lo
destacaron en sus intervenciones diferentes componentes de la Junta
con años de experiencia participativa en ese organismo. Sin duda que
las buenas artes del presidente Víctor Navarro tienen mucho que ver
con este clima positivo. Por supuesto que a lo largo de estos meses
el trabajo de nuestros directores generales, Delia Álvarez y Antoni
Marzo, también merece ser destacado. Al igual que el de otras
compañeras y compañeros de la Conselleria que siempre han estado
cuando se les ha necesitado.
Llevábamos
muchos días, semanas y meses trabajando en esta cuestión. Este
diario está lleno de pruebas de esa actividad. Reuniones con unos
y con otros, iniciativas, propuestas, alternativas, más
conversaciones, tensar aquí y aflojar allá. No ha sido sencillo
pero el resultado, al menos hasta el punto en el que nos encontramos,
es satisfactorio.
Hay
que decir también que recibimos críticas en el sentido de haber
llegado a las decisiones finales contra-reloj y sin gestionar bien la
información que iba llegando a los diferentes participantes. Las
críticas tienen buena parte de razón. Lo reconocí en la misma
Junta y pedí disculpas. Expliqué que la elaboración de informes en la administración
es lenta y compleja, que cuando tú tienes que emitir un documento
siempre dependes de otras instancias que hagan lo que necesitas como
base de tu pronunciamiento. Además, la organización del proceso de
gestión de la paja del arroz en la Albufera, centrada en la quema de
rastrojos, está sometida a muchas presiones en las que todo el mundo
defiende sus intereses y fuerza las situaciones tanto como puede.
Esto implica que las decisiones siempre llegan en el último momento.
De todos modos, de cara al próximo año procuraremos mejorar el
calendario de contactos y, también, los flujos de información.
Dicho
todo esto, ayer comenzó ya la quema. Serán unas 6.000 hectáreas y
no las más de 15.000 que ardieron el año pasado. Ayer comenzaron
por las partes más bajas, las que tienen mayores niveles de agua y,
por tanto, donde la gestión de las diferentes alternativas
existentes (dejar en el terreno, trituración, fangueo y retirada)
son más complicadas.
Hemos
establecido un plazo hasta el 30 de noviembre para poder quemar y se
ha elaborado un calendario por zonas, por lo que no se podrán quemar
grandes extensiones a la vez. Eso, sí, habrá muchos días para cada
zona. De esta forma se podrá garantizar que siempre se dispondrá de
las condiciones de tiempo adecuadas (no debe haber inversión térmica
ya que esto imposibilita la elevación del humo, los vientos no
pueden ser fuertes, ni soplar en la dirección de las zonas
habitadas...).
Lo
que también está en marcha es un fuerte dispositivo de control y
seguimiento de las quemas por parte de Agentes Medioambientales,
Policía Autonómica y Guardia Civil. Ayer, de hecho, ya se abrieron
algunos expedientes.
En
la Junta Rectora explicamos que el incumplimiento de las normas en la
quema comportará expedientes y la pérdida de las ayudas europeas
para la gestión de la paja. Pasado el 8 de noviembre, en las zonas
altas, se podrán autorizar quemas puntuales tras analizarse caso por
caso. En esta zona, habrá que hacer peticiones justificadas para
cada parcela.
Ayer,
en algunas partidas de la Albufera ya se veían balas de paja
preparadas para ser transportadas. Estamos trabajando en diferentes
programas piloto para buscar el aprovechamiento de estos rastrojos.
Se trata de, como siempre decimos, convertir el residuo en un
recurso. En este caso, hay posibilidades de usar la paja para
compostaje, como cubierta vegetal, como alimento para los rebaños,
etc. Habilitaremos zonas de recogida para que se pueda almacenar y
tenerla preparada para la demanda que haya. A lo largo del mes de
noviembre haremos un seguimiento de la campaña, para evaluar hasta
qué punto se han reducido las quemas y su efecto contaminante. El
acuerdo de este año no es un punto de llegada sino de partida.
Debemos seguir mejorando la gestión de los restos del cultivo del
arroz y hacerlo como nos marcan las normas europeas y el respeto
medioambiental. Quemar es una actividad altamente contaminante que
hay que erradicar. No hacerlo sólo nos acarreará problemas.
El
tema de la paja del arroz fue ayer el centro de mi actividad, pero
antes de ir hacia la Albufera a la Junta Rectora tuve una hora larga
para revisar y firmar documentos que llevaba atrasados.
Por
la tarde, al margen de tratar otros temas puntuales, me dediqué a
recopilar la información de cara a la comparecencia que mañana
tengo en las Cortes Valencianas.
La última vez que estuve
en sede parlamentaria me dejé
sin contestar de manera detallada una pregunta sobre expedientes y
autorizaciones de calidad ambiental. No fue por
falta
de voluntad, ni por
falta
de datos sino porque
la pregunta no estaba bien formulada
por el
PP y una parte de la información que querían no la tenía preparada
con el nivel de detalle que correspondía.
Ese día me comprometí a pedir, con la máxima urgencia, una nueva
comparecencia, y así
lo
hice. La cita
es
mañana. Tengo todos los números y, como ocurre habitualmente, son
mucho mejores que época de los gobiernos del PP. Mañana podré
demostrar que no sólo somos
gestores más austeros y honrados sino, también, más eficientes.
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