Estamos
ya en la fase de remate de todo el operativo relacionado con la quema
de la paja del arroz en la Albufera de Valencia. A lo largo del fin
de semana, mi equipo ha trabajado en los detalles para organizar el
proceso y las autorizaciones a dar. Después de la semana pasada, en
la que sentamos las bases de la campaña de quemas prevista para este
año, ayer terminamos de preparar nuestro informe favorable a
determinadas autorizaciones. El año pasado se quemaron cerca de
16.000 hectáreas de arrozales, este año serán alrededor de 6.000,
poco más de una tercera parte de lo que se quemó en 2016. Se hará,
además, por zonas, por lo que no todo el mundo podrá quemar el
mismo día. Una determinada zona podrá quemar, por ejemplo, un
martes y, posteriormente, podrá quemar de nuevo el viernes. Se trata
de garantizar que no haya quemas masivas; que la urgencia por quemar
no provoque concentraciones indeseables. Habrá tiempo para quemar la
zona delimitada, que es la más baja y, por tanto, la más compleja
para retirar o dejar secar la paja o «fanguear».
Quien
queme en la zona no autorizada o fuera del horario, calendario o
condiciones meteorológicas establecidas verá cómo los agentes
levantan acta del incumplimiento y se quedará sin cobrar las ayudas
europeas. Lo hemos dicho mil veces: la quema debe ser la excepción,
así lo marca Europa, y si hay incumplimientos, no habrá ayudas.
Ayer
también trabajamos en el operativo de vigilancia y control que harán
desde el Seprona hasta la Policía Autonómica, sobre todo, nuestros
Agentes Medioambientales. Por la mañana nos reunimos precisamente
con el inspector jefe de Medio Ambiente de la Policía Autonómica,
Luis M. Curto, con quien repasamos las necesidades de vigilancia, los
efectivos que él puede destinar a la Albufera durante estos días de
quemas así como las necesidades y detalles del trabajo a desarrollar.
Hoy
tenemos Junta Rectora del Parque Natural de la Albufera y también
será el día en el que comenzará el período de quema de la paja
del arroz. Los agricultores tienen otras alternativas y hay que
apostar por ellas: dejarla en el terreno, triturar, «fanguear» o
retirarla. Estas son las alternativas de futuro. Este año hemos
reducido la posibilidad de quema en un 60% pero debe ir a más en los
próximos años. La manera para hacer realidad este proceso de
reducción de la quema dependerá del grado de cumplimiento por parte
de los agricultores de las normas marcadas. El proceso de diálogo y
acuerdo ha sido satisfactorio, ahora falta que el cumplimiento de lo
que hemos acordado sea igual de positivo.
A
lo largo del día de ayer también preparamos el seguimiento de los
controles de contaminación del aire, así como de recogida de datos
de posibles aumentos en asistencias ambulatorias por trastornos
respiratorios en el entorno de la Albufera.
A
pesar de todo, el día de ayer no lo empecé con el tema de la paja
del arroz sino con un desayuno en el «Foro de la Nueva Economía»
protagonizado por el president de la Generalitat Ximo Puig.
El
tema central de la intervención de Puig fue, cómo no, el referéndum
del domingo en Cataluña. El president, y es difícil no coincidir
con él, destacó dos cosas: la cuestión catalana sólo puede
resolverse con diálogo y, más allá de lo que pase en Cataluña,
los problemas del País Valenciano los tenemos que resolver aquí y
no puede ser que, una vez más, temas ajenos acaben invisibilizando
nuestras necesidades.
Antes
de comer, estuve, junto con el director y el subdirector de Calidad
Ambiental y Cambio Climático, Joan Piquer y José Vicente Miró, en
la Universidad Politécnica de Valencia. Allí participé en la
presentación de las becas de la Cátedra de Cambio Climático. En
total son siete becas que irán a parar a estudiantes que trabajan en
cuestiones relacionadas con el Cambio Climático desde el ámbito del
transporte hasta mejoras en los efectos de cultivos o en la gestión
en residuos provenientes de la ganadería o en la mejora de la
calidad de los suelos como sumideros de CO2.
Ya
después de comer, comencé por una reunión con el director general
de Calidad Ambiental, Joan Piquer, para tratar asuntos relacionados
con la recogida selectiva de residuos y con la inversión que, vía
Diputación de Valencia, hemos conseguido para los diferentes
consorcios, en total, más de un millón de euros.
La
tarde la terminé en la sede de Compromís, en una reunión de la
Comisión de Coordinación Institucional, en la que repasamos los
temas más destacados del día a día en las instituciones donde
contamos con representación. Evidentamente también dedicamos un
buen rato a reflexionar sobre los movimientos políticos que, en el
conjunto del Estado, está provocando el proceso independentista
catalán así como las consecuencias que podrían tener para nuestra
gestión institucional.
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