Después
de quince días de vacaciones -lo que no quiere decir desconectado,
porque es imposible aunque lo intentes-, ayer volví al despacho.
Fue una jornada de aterrizaje, de ponerme al día, de hablar con unos
y otros... La sensación es que vas a volver a subir al tren que
dejaste hace dos semanas pero la realidad es un poco más compleja:
tienes que subir a un tren que está en marcha y a más velocidad de
la que tú esperabas.
La
mañana la empezamos con una reunión del Consejo de Dirección de la
Secretaría Autonómica. Repasamos cuestiones generales como el
próximo debate de Política General que se hará la próxima semana
en las Cortes Valencianas, la ejecución presupuestaria de este año
y el proyecto para 2018 y temas diversos de organización interna.
Después,
dirección general por dirección general, pasamos lista a los temas
en marcha. En los próximos días, volveremos a revisar departamento
por departamento los objetivos para esta segunda parte de la
legislatura.
Antes
de comer, nos reunimos con el gerente de la Empresa Pública de
Saneamiento de Aguas Residuales (EPSAR), Enrique Lapuente, y con el
subsecretario de la Conselleria, José Moratal, también para
ponernos al día de novedades y preparar acciones que deberemos poner
en marcha a corto plazo.
Ya
por la tarde fue el turno para hacer una revisión a fondo de la
agenda de las próximas semanas y recoger las diferentes peticiones
de reuniones y entrevistas que nos han llegado en los últimos días.
Quince días sin pasar por el despacho se traducen también en muchas
lecturas acumuladas, alguna que otra llamada pendiente y, cómo no,
muchos documentos a firmar. Más o menos, acabé esa faena. Ahora
empieza, o mejor dicho, continúa, la de verdad, la de hacer política
para mejorar la vida de las personas, empezando por las más
vulnerables.
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