Ahora
toca que organicemos bien todo el operativo pero ayer dimos un
importantísimo paso adelante para garantizar que este año habrá
una gran reducción en las emisiones contaminantes derivadas de la
quema de la paja del arroz de la Albufera. Llevábamos muchos meses
hablando con unos y con otros; con grupos contrarios a la quema y con
instituciones y asociaciones que la defienden. Había un acuerdo de
fondo respecto a que las quemas masivas del año pasado no podían
volverse a repetir; unos defendían (y defienden) que no se debe
quemar nada, o muy poco; otros defendían (y defienden) que hay que
quemar toda la extensión de cultivos de la Albufera, aunque de forma
controlada para evitar concentraciones de humo.
Los
agricultores de la Albufera que quieran cobrar las ayudas al cultivo
del arroz, tienen diferentes opciones para gestionar la paja después
de la siega. Como medida excepcional se acepta la quema pero,
siempre, con permiso medioambiental. Nuestra obligación es, por
tanto, permitir la quema, a pesar de su impacto negativo, cuando el
resto de opciones (desde el «fangueo» a la retirada, pasando por
dejarla sobre el terreno seco y triturarla) resultan muy complicadas
o pueden perjudicar gravemente a los cultivos.
El
año pasado se quemaron las casi 15.000 hectáreas de arrozal que hay
en el entorno del Parque. Fruto de las prisas, dimos luz verde a
"quemarlo todo". Se intentó que fuera una quema controlada
pero no lo fue. Hubo días que las columnas de humo invadían las
poblaciones que rodean la Albufera con unos picos máximos de emisión
de partículas contaminantes en suspensión propias del centro de
Pekín, ciudad que pasa por ser un ejemplo mundial de contaminación.
El
día después de aquella quema masiva desde Medio Ambiente dijimos
que aquello no podía volverse a repetir. Y no se repetirá.
Ayer
tuvimos una doble sesión sobre el tema.
Primero,
al mediodía, una reunión con todos los Ayuntamientos de la zona y
las organizaciones agrarias. Allí se puso de manifiesto toda la
problemática y, como autoridad ambiental responsable de las
autorizaciones, expliqué nuestra posición, completando las
explicaciones que el secretario autonómico de Agricultura, Francisco
Rodríguez Mulero, dio sobre la situación fitosanitaria del cultivo
del arroz en la zona.
Hablamos
de la necesidad ineludible de reducir la quema respecto al año
pasado, de la necesidad de preservar la salud de los campos de arroz,
de cuestiones de calidad del aire y, también, de qué dinero se
disponía para buscar las mejores prácticas.
Al
final, quedamos emplazados a una segunda reunión con las
organizaciones agrarias para concretar el alcance de la reducción de
la zona a quemar. Los agricultores, y desde los Ayuntamientos se nos
pedía que los escucháramos, defendían que determinadas zonas
inundables que nosotros dejábamos fuera del perímetro permitido
eran de quema obligada.
Por
la tarde, de nuevo, revisamos nuestra propuesta que, básicamente,
limitaba la zona de posible quema al área de "tancats" y
al resto de partes bajas de la Albufera. Las asociaciones agrarias
nos explicaron que habíamos dejado fuera terrenos de Sueca y Cullera
que eran también «zona baja» de inundación natural. Al final,
esos terrenos los incluimos en el informe favorable, y el perímetro
de quema permitida, que el año pasado alcanzaba las 15.000
hectáreas, este año se quedará en unas 6.000, es decir, un 60%
menos.
Ahora,
como decía al principio toca organizar bien la quema, y controlarla.
Hay que asegurarse de que no se concentran en determinadas fechas.
Daremos muchos días para que se puedan escalonar. Y también
organizaremos un operativo de control para garantizar que todo el
mundo cumple. Quien no lo haga se quedará sin cobrar las ayudas
europeas.
En
estos días trabajaremos también para incentivar, con la ayuda de
los municipios, la retirada de la paja. Cuanta más, mejor.
Facilitaremos lugares de acopio y, desde Conselleria y otras
instituciones impulsaremos iniciativas piloto para usar la paja del
arroz en temas de compostaje, ganadería, protección de suelo
forestal, etc...
La
retirada de la paja y su posterior uso es un reto que, entre todos,
tenemos que ganar. El acuerdo de reducción de quemas de este año es
un paso adelante en ese sentido pero, ni mucho menos, la estación de
destino. En un mes revisaremos cómo va el proceso y de cara a 2018
convendrá hablar todo con calma. Tenemos que seguir. El año que
viene tendrá que ser mejor que este. No conseguiremos satisfacer
absolutamente a todas las partes pero no podemos dar pasos atrás.
A
pesar de que el día de ayer estuvo marcado por la paja del arroz, la
mañana lo empecé con la reunión de la Comisión de Evaluación
Ambiental. Esta vez no llevábamos ningún proyecto mediático de
aquellos que los medios esperan a la salida. Revisamos los Planes
Generales de La Yesa, Senija y Benafer y toda una serie de
modificaciones puntuales menores en otros planes generales en vigor.
A
pesar de ser jueves, ayer me salté la reunión del "Consellet"
porque el encuentro sobre la quema de la paja del arroz se prolongó
mucho más de lo previsto. La acumulación de urgencias ha hecho
también que estos días no revise toda la firma que tengo pendiente.
Seguro que cuando lo haga, me tocará pasarme una mañana entera
dedicado a la faena. Procuraré hacer hoy algo al respecto.
1 comentario:
Q si se reduce, q si escalonada....todos los años la misma mierda. No tienen vergüenza
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