Día
largo y complicado el de ayer pero también fructífero.
En
primer lugar, una buena noticia aunque sólo esté en el punto de
arranque. A primera hora de la mañana, revisamos junto con el
director general del Agua, Manuel Aldeguer, el plan de inversiones
destinado a los municipios, trece municipios, que están conectados a
la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de La Ribera. Se
trata de un plan que pretende resolver un viejo contencioso con estos
municipios que, por culpa de la contaminación de sus acuíferos por
nitratos, se ven obligados a renunciar al agua de calidad de la que
disponían y a realizar el correspondiente tratamiento en la ETAP con
el sobreprecio que representa.
El
acuerdo lo llevamos trabajando más de un año y ahora hemos diseñado
los criterios para realizar un reparto proporcional de las
inversiones, que estarán en torno a los 25 millones de euros.
De
contaminación seguimos hablando, porque de inmediato estuvieron en
mi despacho los miembros de la Plataforma No a la Contaminación de
Alcora. En la reunión me acompañaba el director general de Calidad
Ambiental y Cambio Climático, Joan Piquer. Nos reclaman más control
de los atomizadores del Alcalatén y la Plana, la colocación de más
medidores y más supervisión y un mapa de contaminación de los
suelos de la zona que vamos a encargar al Instituto Geológico y
Minero de España. La Plataforma está muy preocupada por las
afecciones que pueda haber en los acuíferos subterráneos de la
comarca. También nos reclamaron una apuesta más decidida por la
separación de la fracción orgánica en el recogida de residuos
urbanos. En general, coincidimos plenamente con sus reivindicaciones
y les explicamos que ya estamos trabajando en muchas de las líneas
que ellos defienden y que, en muchos ocasiones, desde el "caso
Reyval" hasta la gestión de residuos, ya están dando
resultados. Además, hemos duplicado el número de inspectores en
Calidad Ambiental y éso nos permitirá hacer un seguimiento mucho
más exhaustivo de los puntos más conflictivos en contaminación del
aire, incluyendo las comarcas castellonenses de las que nos hablaban
los miembros de la Plataforma.
Antes
de comer aún dimos un nuevo paso adelante en la solución de las
inundaciones en la zona de Rocafort, Burjassot y Godella relacionadas
con los desbordamientos del Barranc dels Frares.
He
explicado reiteradamente que se trata de un proyecto que pretendía
solucionar las inundaciones con una canalización de más de 15
metros de ancho y 1.100 metros de largo a través de la huerta de
Rocafort. Ni este municipio, ni diferentes colectivos ecologistas y
ciudadanos estaban de acuerdo con ese proyecto. A nosotros siempre
nos ha parecido que se necesitaba una intervención menos dura y, por
ello, hemos iniciado diferentes revisiones de las alternativas.
Siempre con una condición, la revisión del proyecto no puede
implicar que se aparque la obra.
La
búsqueda de alternativas pasa por reducir las avenidas a través de
balsas de laminación en espacios verdes, para que la menor cantidad
de agua posible llegue al barranco, y, si no queda más remedio, se pueda
canalizar con mucho menos impacto sobre la huerta.
Ayer
no era una reunión sencilla porque tocaba explicar esto a los
miembros de la Asociación de Godella en Lucha contra las
Inundaciones y en Defensa del Medio Ambiente. Ellos son los que
sufren las inundaciones y, por tanto, temen que los retrasos
eternicen su problema. Les explicamos que para garantizar que el
proyecto se haga realidad se hace imprescindible sumar al acuerdo al
mayor número posible de agentes implicados evitando así todas las trabas.
Nos
seguirán marcando de cerca, pero nos comprometimos a iniciar de
inmediato la búsqueda de los espacios donde poder construir esas
balsas de laminación y, a partir de ahí, seguir trabajando.
Ya
por la tarde, volví a al quema de la paja del arroz en la Albufera.
Primero, en el despacho de la consellera Cebrián, donde, con el
secretario autonómico de Agricultura, Francisco Rodríguez Mulero, revisamos las propuestas que, desde Medio Ambiente,
consideramos necesarias para reducir el volumen de quema y, por
tanto, los niveles de contaminación del aire y sus posibles
afecciones para la salud. Limitar la quema a las zonas bajas de la
Albufera es el centro de la propuesta. La quema es una medida
excepcional, según reconoce la propia normativa europea, y dado que
debemos emitir informe favorable desde nuestro departamento, así se
realizará, de forma excepcional. Hay otras alternativas para tratar
los restos de paja: dejarla en el terreno, triturándola; aplicar el
«fangueo»; recircular el agua; o la retirada. Desde Medio Ambiente
colaboraremos al máximo para facilitar todos estos métodos de
gestión y ayudar, entre todos, a que los campos de la Albufera estén
libres de fisiopatías aplicando las prácticas menos contaminantes
que generen las menores molestias posibles.
Ya
con muy poco tiempo, porque era muy tarde, estuve en la sede de
Compromís donde diferentes concejales y representantes de la
coalición en el entorno de la Albufera se habían reunido con el
director general de Medio Natural, Antoni Marzo, por saber de
nuestros planes sobre el proceso de quema. Les dimos las ideas
generales del plan, escuchamos sus aportaciones y propuestas y las
añadiremos a las muchas que ya hemos ido incorporando después de
muchos meses hablando con todos los agentes implicados. Mañana
jueves, tenemos la reunión con las asociaciones agrarias y los
Ayuntamientos de toda la zona para darles razón definitiva de
nuestras decisiones que, todo sea dicho, ya hemos comentado con ellos
de manera reiterada.
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