1994 fue
un año de grandes incendios en Valencia. Miles y miles de hectáreas
de bosque se quemaron e incluso hubo que lamentar víctimas mortales.
Después, durante los siguientes años continuaron los fuegos, en
algunos casos también quemaron extensiones importantes. Pues bien,
durante todos los gobiernos del Partido Popular, desde 1995 a 2015,
no se hizo nada para recuperar las zonas quemadas, no hubo
intervenciones, no hubo repoblaciones, no hubo, en definitiva, ningún
tipo de política forestal. Cierto es que un bosque quemado necesita
cuatro o cinco años de 'descanso' para dejar que comience de forma
natural su regeneración, pero en el caso del PP no es que dejaran
pasar ese tiempo de recuperación, sencillamente no hicieron nada.
Zaplana llegó con grandes planes pero no invirtió un solo euro y
cuando Camps cogió los proyectos incumplidos de Zaplana sólo sirvió
para endeudarse a base de intervenciones inútiles a partir del
llamado «modelo alemán» que consistía en pedir dinero a los
bancos y pagarlo a posteriori, o sea un despilfarro que aún seguimos
pagando.
Sirva este
preámbulo para decir que ayer estuvimos en Andilla, una zona que
sufrió un gran incendio en 2012. Allí, en el Ayuntamiento de la
localidad, con su alcaldesa Consuelo Alfonso de anfitriona, nos
reunimos con los responsables de Amufor, la Asociación de Municipios
Forestales, y un grupo de responsables municipales que, como en el
caso de Andilla, siguen sufriendo las consecuencias del fuego de
2012. Conmigo estuvieron los directores generales de Medio Natural y
de Prevención de Incendios Forestales, Antoni Marzo y Delia Álvarez,
respectivamente.
De
aquellos fuegos han pasado ya cuatro largos años y la reunión
sirvió para poner en común el qué y el cómo vamos a intervenir en
las zonas quemadas ahora que ya ha pasado el tiempo de recuperación
necesario. Explicamos los diferentes programas que tenemos previstos.
Pusimos en común con los asistentes todo lo que hemos tenido que
invertir en las zonas quemadas de 1994 a 2006 sobre los que el PP no
había hecho nada y como, ahora, ya tocaba empezar con las zonas
siniestradas entre 2006 y 2012. En total, gracias a las diferentes
líneas de financiación de fondos europeos, estamos hablando de
cerca de 40 millones que podremos invertir desde ahora hasta 2023.
Será dinero destinado a tratamientos silvícolas, recuperaciones y
clareos de zonas arboladas, repoblaciones, aprovechamiento
multifuncionales, infraestructuras de prevención, etc. Ahora todavía
estamos en fase de licitación de los proyectos a realizar, lo que
quiere decir que las primeras intervenciones podrán comenzar a
finales de año. Antes, y eso ya lo hicimos el año pasado, se podrán
hacer intervenciones menores a cargo de nuestros presupuestos
directos, además de actuaciones de emergencias que puedan ser
necesarias.
A lo largo
de la reunión salieron muchos tiempo que sobrepasaban la actuación
post-incendio, que era lo que nos había llevado a Andilla, y nos
trasladaron, por ejemplo, muchas reivindicaciones relacionadas con
una mayor atención a los pueblos de montaña, al desarrollo rural y
a la imperiosa necesidad de establecer fórmulas de pago por
servicios ambientales que reviertan en las zonas rurales.
De vuelta
a Valencia participé en el Consejo de Administración de VAERSA que
tenía como cuestión central la revisión definitiva de las cuentas
de la entidad correspondientes al año 2016. Fue una reunión corta,
casi de trámite, y eso me permitió poder salir hacia Alicante donde
tenía un acto por la tarde-noche.
La
agrupación local de Compromís había organizado un acto sobre la
«nueva política de residuos». Hablar de residuos en Alicante es
hablar de las mayores derrotas perpetradas en todo el país en el
tema de la basura; es hablar de gente muy de allí, como José
Joaquín Ripoll, Ángel Fenoll o Enrique Ortiz; es hablar de
carencias muy importantes, de protestas ciudadanas y de procesos
judiciales. Expliqué que la nuestra no es una «nueva política»,
ya que venimos de la «no política», por tanto hablé, simplemente,
de nuestra política, porque nosotros sí tenemos política. Una
política que pasa por mejorar la separación en origen (hay ya cerca
de un centenar de poblaciones que están aplicando el quinto
contenedor o la recogida puerta a puerta); por construir las
infraestructuras que se necesitan; por hacer más atractiva y útil
la red de ecoparques; y por poner en marcha un sistema de gestión de
envases basado en el sistema de depósito, devolución y retorno, del
estilo del que ya funciona en el norte de Europa, Alemania incluida,
Estados Unidos, Canadá o Australia.
Como
siempre, las intervenciones finales del público fueron de lo más
vivo. Obviamente me tocó contestar (y encantado) a otras cuestiones
que no tenían nada que ver con los residuos, como la manipulación
de graneles en el Puerto de Alicante o el cierre del crematorio de
San Juan. Poder explicar los cómos y los porqués en la corta
distancia y con toda normalidad es convertir en realidad la
participación y la transparencia que siempre hemos defendido.
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