El Rincón de Ademuz es un enclave
valenciano a caballo entre las provincias de Cuenca y Teruel. Una
comarca a modo de isla en territorio vecino cuya ubicación responde
al proceso de reconquista cristiana y a las cesiones entre la Corona
de Aragón y el Reino de Valencia. Desde el siglo XIII, el Rincón es
València, aunque en dos breves momentos, poco después del 1800,
quedó temporalmente fuera de nuestra estructura administrativa. Pues
en el Rincón de Ademuz estuve ayer toda la mañana, junto con el
director general de Medio Natural, Antoni Marzo, y el asesor de la
Secretaría, Enrique Pastor. El aislamiento del Rincón no sólo se
percibe en el mapa. Sus habitantes se sienten un poco apartados, y
resulta evidente que su ubicación les genera muchos
y serios problemas de comunicación.
Estuvimos, para ser más concretos,
en la capital de la comarca, en Ademuz. Por una cosa o por otra,
desde que estoy en la Secretaría Autonómica de Medio Ambiente y
Cambio Climático es la tercera vez que paso por allí. Se trata de
un territorio lejano, rural, de montaña, con un alto riesgo de
despoblamiento. Hace 100 años Ademuz tenía una población de
4.000 habitantes; ahora, poco más de mil. El paisaje es precioso.
Las últimas lluvias han teñido de verde el territorio y, además,
estos días los almendros están en flor.
Allí nos encontramos con el alcalde
de Ademuz, Ángel Andrés, y con el alcalde de la vecina
Castielfabib, Eduardo Aguilar, y también con el diputado de Medio
Ambiente de la Diputación de Valencia, Josep Bort.
Todo el grupo nos desplazamos a una
partida de la localidad, la de Guerrero, y con un nutrido grupo de
niñas y niños del colegio de la población, acompañados también por nuestros Agentes Medioambientales, las Brigadas de la Diputación y
técnicos del Centro de Recuperación de Fauna de El Saler, soltamos
unas cuantas rapaces.
En realidad, el motivo de nuestra visita al Rincón de Ademuz era celebrar el "Día del Árbol", pero aprovechamos también para liberar unas cuantas aves. En concreto fueron dos mochuelos o búhos comunes, dos cernícalos, una lechuza y un búho real (un «duc» en valenciano). Las niñas y niños se lo pasaron en grande. Pudieron ver de cerca a todas las rapaces, a algunas incluso tocarlas, y, sobre todo, en el caso del búho quedaron «realmente» impresionados. Después, poderlos liberar con sus propias manos y verles salir volando, fue, sin duda alguna, una experiencia que recordarán muchos años.
Las aves procedían del "Centro
de Recuperación de Faura La Granja de El Saler". Allí nuestros
técnicos hacen un trabajo encomiable de recogida, cuidado, control
y, finalmente, liberación de estos animales que, en muchas
ocasiones, llegan malheridos al Centro. El año pasado fueron más de
5.000 (que se dice pronto) los animales tratados, el 68% aves, el 24%
anfibios y el 8% mamíferos. Tienen, incluso, un programa de
voluntariado muy interesante en el que participan mayores que viven
en residencias geriátricas y que, por períodos de dos semanas, se
ocupan de la recuperación de aves.
En el mismo lugar donde hicimos la
suelta, también hicimos una plantación de árboles. Todos los niños
y niñas, alrededor de un centenar, pudieron plantar su ejemplar de
pino, roble, sabina o carrasca. No es la primera vez que se hace una
iniciativa de estas características. Muy cerca de donde estábamos
se hicieron plantaciones hace dos o tres años y los árboles ya
empiezan a despuntar.
Con Bort, Marzo y los dos alcaldes
nos emplazamos a una nueva visita a este Rincón tan nuestro como
lejano para ver diferentes zonas de la comarca que necesitan
importantes trabajos de gestión forestal debido a la sobrepoblación
de pinos. De hecho, durante este ejercicio 2017 comenzarán en
diferentes puntos de la zona programas de restauración de hábitats,
en unas 800 hectáreas, en las que se invertirán cerca de dos
millones de euros.
Ya después de comer, una vez en el
despacho que no había pisado desde el pasado viernes, dediqué un
buen rato a leer y firmar diferentes documentos que tenía sobre la
mesa con el "post-it" de urgente y luego tuve un par de
reuniones internas. La primera con el director general de Calidad
Ambiental y Cambio Climático, Joan Piquer, y parte de su equipo,
para revisar el estado de la Evaluación Ambiental Integrada de la
cementera Cemex de Buñol y, posteriormente, con el subsecretario
José Moratal para tratar cuestiones de personal y tramitación de
ayudas europeas.
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