Ayer, más agua. Se celebraba el "Día
Mundial del Agua" y tanto por la mañana como por la tarde hice
actividades ligadas al líquido elemento.
Por la mañana me desplacé hasta
Sollana, concretamente a la zona donde se encuentra uno de los tres
filtros verdes de la Albufera de Valencia, el "Tancat de Milia"
donde realizamos una suelta de ejemplares de blenio de río, un pez
que había desaparecido de la Albufera a finales de los 70 y que
ahora regresa poco a poco, gracias especialmente al gran esfuerzo y
al compromiso de nuestros técnicos del Centro de Investigaciones
Piscícolas de El Palmar.
La presencia del blenio de río, y lo
mismo se podría decir de otras especies de fauna como el samaruc y
la gambeta de agua dulce o de algunas plantas acuáticas, es una
buena señal relacionada con la salud de las aguas de la Albufera. La
existencia de los ejemplares que ayer liberamos apunta también hacia
una mayor conexión entre la Albufera y el Júcar, lo que también
debemos celebrar.
El mayor control de los vertidos al
lago de la Albufera está dando resultados aunque todavía sigue
habiendo importantes «puntos negros» por los que llega mucha agua
sucia al Parque Natural. Incrementar, en paralelo, la aportación de
agua de calidad es lo que garantizará la excelencia de las
condiciones del lago.
El futuro de la Albufera no depende
sólo de lo que se pueda hacer en ella directamente. El incremento de
la reutilización de las aguas residuales es fundamental para
recuperar acuíferos y sustituir recursos. En estos momentos, en
Valencia, sólo usamos un tercio de lo que depuramos, y se vierte
directamente a barrancos o al mar casi 300 hectómetros cúbicos de
agua. Tres cosas son necesarias para mejorar estos aprovechamientos:
coordinar el trabajo de las instituciones modificando la normativa
existente, buscar el acuerdo de los diferentes agentes sociales
implicados y disponer de las infraestructuras necesarias. Al final,
el beneficio será para todos. Todos ganaremos, nadie perderá.
Antes de ir a Sollana, me reuní con
el director general de Urbanismo, Lluís Ferrando para abordar
estrategias que nos permitan mejorar el impacto ambiental de los
muchos núcleos urbanizados que existen a lo largo y ancho de nuestra
Comunitat sin el saneamiento adecuado.
Después de comer revisé con el
director general de Calidad Ambiental y Cambio Climático, Joan
Piquer, el estado de los proyectos de las futuras estaciones de
transferencia de residuos de la Vega Baja que el Consorcio de la zona
está ultimando.
Aunque tuve un poco de tiempo para
trabajar en el Orden del Día de la Comisión de Evaluación
Ambiental prevista para esta mañana, en seguida me fui al Centro de
Turismo de Valencia (CDT) donde la Federación de Comunidades de
Regantes de la Comunidad Valenciana (FECOREVA) había organizado una
jornada para celebrar también el "Día Mundial del Agua".
El acto lo presidió el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y
también estuvo la consellera Elena Cebrián.
La conferencia de apertura la hizo el
ex ministro de Agricultura en tiempos de la UCD, Jaime Lamo de
Espinosa, y a continuación hubo una mesa redonda sobre "El
futuro del agua en la Comunidad Valenciana".
En general, todas las intervenciones
centraron la atención en el valor estratégico del agua, en su
necesidad para producir los alimentos que necesita la ciudadanía y
en ser muy cuidadosos con su gestión. Se habló mucho de
reutilización, de modernización de regadíos, de repercusión de
costes, de desalinización, de trasvases y de la urgencia de un gran
pacto del agua.
A mí me tocó clausurar el acto,
algo que no tenía previsto, y aproveché la ocasión para agradecer
esa oportunidad, hablar un poco de cambio climático y ofrecer toda
nuestra disposición, la de la Generalitat, en la búsqueda de ese
gran "Pacto del Agua ". Lo que hice fue explicar que en los
pactos nunca se impone de manera absoluta la tesis de una de las
partes y que un gran acuerdo debe satisfacer a la mayoría de los
agentes implicados; si no es así, no suele haber acuerdo.
A lo largo de los parlamentos se
habló de las políticas hidráulicas de Carlos III, de Jovellanos,
de Joaquín Costa e, incluso, de los pantanos de Franco. Las
referencias me sirvieron para reconocer que llevamos muchos años
hablando y gestionando el agua pero que, en todo caso, ahora estamos
mucho mejor que en tiempos de Carlos III, de Jovellanos, de Costa y,
sobre todo, que en tiempos de Franco. Ahora lo que toca es adaptarse
a los tiempos que corren, tener altura de miras y buscar la manera de
garantizar el interés general satisfaciendo al máximo el puzzle de
intereses particulares en juego.
Al finalizar el acto, me fui al MUVIM
a la conferencia de Andreu Escrivá sobre cambio climático, a
resultas de su reciente libro "Aún no es tarde". Yo sí
que llegué tarde. El acto de FECOREVA se alargó más de la cuenta y
me perdí la charla de Escrivá. Suerte que me queda el libro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario