Que las lluvias provoquen inundaciones que lleguen a tapar los bancos de un parque es una imagen poderosa, y suficiente para obligar a las administraciones a implicarse en la búsqueda de la solución. Esto es lo que pasa en la Font de la Figuera a la que llueve un poquito. Llevan muchos años en esta situación pero en los últimos tiempos la situación va de mal en peor. Ayer nos ocupamos de la cuestión con el alcalde de la población, Vicent Muñoz, y la concejala Carmen Asensi.
El pueblo, rodeado como está de
infraestructuras de comunicación, sufre las consecuencias de que
toda el agua que cae en las sierras del entorno acabe dirigiéndose,
como si de un embudo se tratara, hacia el casco urbano o hacia los
caminos rurales y huertas más cercanas. El resultado, más allá de
los espacios inundados, no es otro que daños muy importantes tanto
en las tierras de cultivo como en las vías de acceso. Después de
las obras del AVE ya pasaba, pero actualmente, con los últimos
trabajos de la variante de la carretera estatal, las inundaciones han
sido todavía mayores.
El Ayuntamiento reclama que las aguas
se llevan hacia la zona del río Cànyoles que es lo que aconsejan
los diferentes especialistas consultados. La obra de la variante de
la carretera N-344 es estatal pero, desde la Generalitat, hemos
comprometido toda nuestra colaboración en la búsqueda de una
solución y que además ésta sea lo más rápida posible.
La mañana de ayer, sin embargo, no
comenzó con la reunión con el ayuntamiento de la Font de Figuera.
Antes, ya que. como todos los viernes, hicimos la reunión de las
diferentes direcciones generales de la Secretaría. Un repaso de los
temas más destacados, un estudio de las diversas estrategias que
tenemos que poner en marcha para ir avanzando en nuestras políticas.
Ayer, por primera vez, fuimos introducido la novedad de que uno de
los directores, en concreto Juan Piquer, de Calidad Ambiental y
Cambio Climático, estuvo presente por video-conferencia ya que a
primera hora de la mañana no estaba en la Conselleria.
Tras esta reunión, y junto con el
subdirector de Calidad Ambiental y Cambio Climático, José Vicente
Miró, nos vimos con representantes de la empresa Energy Solutions
que nos presentaron diferentes iniciativas para valorizar residuos.
La tecnología que nos explicaron, y que está desarrollada en unas
20 de plantas en todo el mundo, sirve para transformar plástico en
combustible. Se trata no de plásticos susceptibles de ser reciclados
sino de aquellos que no tienen otro destino que el vertedero. En
Valencia cada año hay cerca de 100.000 toneladas de esos plásticos.
Quedamos a revisar las propuestas con nuestros técnicos.
Terminada esta reunión, alargamos un
poco la conversación con Miró ya que teníamos pendientes
diferentes temas de su departamento, desde la renovación de la
Evaluación Ambiental Integrada hasta cuestiones de contaminación
acústica. En general, lo que estamos haciendo es aprovechar los
diferentes trámites de permisos y peticiones para ir mejorando el
seguimiento de los procesos industriales. Se trata de ir ajustando
las prácticas a las normativas vigentes buscando que el
mantenimiento de las actividades genere el mínimo de molestias.
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