Después
de tres días de viaje en Bruselas retomo mi diario de actividad. Así
que esta entrada tiene, también, bastante de resumen.
Durante
el martes y el miércoles asistí a debates que se dieron en el seno del
Comité de las Regiones. Los organismos europeos tienen una
considerable sensibilidad medioambiental de la que, en general,
tenemos mucho que aprender en el conjunto del Estado español, y
también aquí en la Comunitat Valenciana.
La
primera de las actividades fue una reunión del Seminario sobre
"Ciudades y regiones inteligentes, hacia la Tercera Revolución
Industrial" que sirvió para poner en común ejemplos de políticas
de sostenibilidad que se están aplicando en todo el continente
europeo.
Hubo
diferentes Gobiernos regionales y municipales que realizaron varias
ponencias con sus experiencias. En el caso de España, participó la
consejera de Infraestructuras de Euskadi, Arantxa Tapia. Hubo
también ponencias de Holanda, Francia y Rumanía, entre otros.
No
se trata de detallar aquí todas las intervenciones pero sí destacar
que se dieron muchos ejemplos de buenas prácticas y que, en general,
tenían dos características: habían logrado amplio apoyo ciudadano
después de resistencias iniciales y significaban creación de
puestos de trabajo y mejora en las condiciones de vida.
Nosotros
queremos implicarnos al máximo en esta coalición de ciudades y
regiones inteligentes, en este movimiento por la sostenibilidad en el
ámbito europeo, y aportamos nuestra voluntad de impulsar nuevas
políticas en varios ámbitos, desde temas de movilidad o residuos
hasta la lucha contra el cambio climático. Ciertamente tenemos mucho
camino por delante a la vista de lo que hacen en otros lugares de
Europa.
Ya
el miércoles participé en el Intergrupo sobre modernización del
sector de la Automoción, que dirige nuestro delegado en Bruselas,
Joan Calabuig. Se trata de un sector altamente contaminante y, por
tanto, muy sensible en términos de impacto medioambiental. Por ello,
el margen para conseguir que la modernización pase también por
reducir ese impacto en el medio ambiente es un reto que nadie
discute.
Ayer
jueves, de vuelta a la actividad doméstica, tuve primero un
encuentro con un grupo de estudiantes de Ciencias Ambientales de la
Universidad Politécnica de Valencia. Les expliqué un poco el
funcionamiento de nuestra Secretaría, los temas más destacados que
llevamos entre manos, las dificultades con las que nos topamos y el
valor de lo que hacemos. No tuvieron inconveniente alguno a la hora
de hacerme llegar sus exigencias, sugerencias y propuestas. Lo que yo
les expliqué es que, más allá de voluntades políticas, también
hay otra limitación clave: los presupuestos. Esto, realmente, le
quita mucha épica a nuestro trabajo... pero es así.
A
continuación, me reuní con Ramón Martinez Vaya, del colectivo de
Compromís de Atzeneta d'Albaida, que venía a reclamar información
sobre una cantera de la población que, según nos comentaba, genera
molestias. Hemos quedado en revisar la información tenemos al
respecto.
Después participé en el "Consellet"
de los jueves y, ya por la tarde, tuvimos
una nueva sesión
de la Comisión de Evaluación Ambiental que, afortunadamente,
fue
corta
y sencilla.
Acordamos los documentos de alcance de diferentes normas de gestión
de la Red Natura 2000 y también el del Plan General de Aras de los
Olmos; así
como un
puñado de modificaciones puntuales de planes generales, desde Santa
Pola a
Ibi,
pasando por Benidorm o Tavernes Blanques. También
dimos
luz
verde a
diferentes actividades industriales, comerciales o residenciales
perfectamente compatibles con los requisitos ambientales.
Como
viene
sucediendo desde
la primera reunión del verano de 2015, la Comisión, donde estamos
representantes de las Consellerias
de
Infraestructuras y de Agricultura y Medio Ambiente, tomó todas las
decisiones
por unanimidad. Un
acuerdo absoluto
que garantiza respeto a la Ley
en todos los sentidos, tanto en lo referente al cuidado
medioambiental como a la seguridad
jurídica de
los interesados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario