A escasos días de la Asamblea Federal, creo que es mi obligación decir que apoyo a los compañeros y compañeras de "Equo en Acción". En el texto que sigue explico el por qué.
Recuerdo, perfectamente,
la Asamblea Federal de 2102 de EQUO cuando no conseguimos que se aprobase el
reconocimiento del carácter plurinacional del Estado español, como si la
realidad pudiera depender de una votación. Aquello, ya superado, supongo, me parece un síntoma
significativo, algo así como la punta del iceberg, de la cerrazón y las miras
limitadas que han dificultado nuestro crecimiento y que, si volvemos a esas
andadas, acabarán con todo lo conseguido en estos últimos años.
Hablamos de
política. De política pensando en la gente. No de política interna, ni de tal o
cual punto de los estatutos, ni de un determinado procedimiento normativo, ni
de quién ha dicho qué en la Ejecutiva o de cómo se han repartido los votos en
la Mesa Federal. Hablamos de política. De poder cambiar las cosas para
facilitarle la vida a la gente, para que los de arriba dejen
de explotar a los de abajo. Estamos hablando de decir, alto y claro, que somos
los únicos que tenemos un discurso alternativo al neoliberalismo criminal y a
su cara B, la educada y comprensiva socialdemocracia cómplice. Dos caras del
productivismo que, ahora ya lo sabemos, nos llevan al mismo callejón sin
salida.
Los nuevos
movimientos políticos emergentes coincidimos en el diagnóstico del fin de esa
dupla neoliberalismo/socialdemocracia pero solo nosotros, desde el ecologismo
político, tenemos una terapia completa y posible. No somos ilusos, los ilusos
son quienes pretenden decirnos que este planeta tiene futuro con las mismas
recetas que lo han depredado hasta dejarlo al borde del colapso.
Nuestra
fuerza es esa: tener la alternativa. El reto es llegar a las personas, a las
mentes y a los corazones de la gente para hacernos entender. Tenemos ya mucho
camino recorrido. Nuestro discurso ha cuajado en buena parte de la ciudadanía
pero, todavía, se nos ve como un complemento. Tenemos que demostrar que no es
así, que tenemos un programa político global y que nuestras políticas se pueden
hacer realidad en lo cotidiano mejorando todas las vidas. Para ello
necesitamos llegar a las instituciones, para ello tenemos que ser una fuerza
no solo preparada para gobernar, sino de gobierno. La dirección que salga de
esta nueva Asamblea Federal será clave para hacer realidad, o no, nuestro
protagonismo en la política real del cada día.
En Valencia
lo estamos haciendo. La suma de toda la izquierda diversa ha posibilitado que
EQUO, VerdsEquo del País Valencià, esté allá donde el Partido Popular ha
desgobernado, manipulado, robado y
mentido durante 20 años, esté dirigiendo las instituciones.
No ha sido
sencillo. El entendimiento en Compromís, coalición a la que pertenecemos y que
nos ha llevado al gobierno de la Generalitat, se basa siempre en equilibrios
complicados. Discutimos y discutimos pero, al final, sacamos lo mejor de
nosotros y, más que sumar, multiplicamos.
Para
VerdsEquo, la formación más pequeña de la coalición, ganar peso y asumir
protagonismo hasta convertirnos en imprescindibles no ha sido fácil. Hemos
heredado el buen trabajo de los compañeros que venían de Els Verds Esquerra Ecologista
pero, en los últimos años, si dos personas han destacado por su acierto en la
toma de las decisiones que nos han llevado hasta donde hoy estamos (con
diputados, concejales, alcaldes y la gestión de una Conselleria como es la de
Agricultura y Medio Ambiente) son Cristina Rodríguez y Josep Ruiz. La primera
es hoy diputada en Les Corts; el segundo, nuestro Secretario de Organización.
Son lo mejor que tenemos y se presentan a la Ejecutiva de cara a la Asamblea
del fin de semana. Tienen todo mi apoyo.
Igual que
lo tienen Marta Santos y Juantxo López de Uralde para ser coportavoces. No les
discuto a Rosa Martínez, ni a Florent Marcellesi sus valores y su trabajo pero,
precisamente, por mi referencia a la necesidad de hacer un EQUO plural y hacia
afuera, no les considero las personas más adecuadas para encabezar nuestra
formación. Yo he vivido a lo largo de estos últimos meses como se ha perseguido
a la organización en el País Valenciano en base a unos pretendidos privilegios
o derechos excepcionales de los que se decía disfrutábamos. Lo he visto en las
Mesas Federales en las que he estado, lo he leído y oído, hasta la saciedad, en
las redes sociales. Y han sido personas que ahora están entre los candidatos
que se agrupan en torno a Florent y Rosa las que protagonizado los ataques más
duros contra nosotros. Siempre al grito de “¿qué se han creído estos
valencianos?”. Hemos visto como nuestras cuestiones internas llegaban a los
órganos federales a través de otras federaciones y como se retorcían los
Estatutos para fiscalizarnos y perseguirnos.
En Juantxo,
en Marta y en tantos otros compañeros y compañeras que se agrupan en torno al
grup de “Equo en Acción” hemos encontrado apoyo, comprensión y cariño. Lo
agradezco. Es un ejemplo perfecto de quien entiende la pluralidad como riqueza,
las diferencias como oportunidad de sumar y quien, en la peor tradición del
movimiento verde del Estado español, vive de mirar hacia dentro de la
organización, proclamando que las diferencias debilitan y que tenemos que ser un
mismo todo, de talla única y, eso sí, guardianes de nuestras esencias.
Por eso
precisamente, la gente que hoy se agrupa alrededor de Juantxo y Marta fue la
que mejor vio (en Madrid, en Valencia y en el resto del Estado) que teníamos
que ir a la confluencias. Lo vieron cuando, en las ya lejanas Europeas de 2014,
hicimos la “Primavera Europea” que nos ha permitido que Florent sea hoy (por fin)
diputado en el Parlamento Europeo, que tengamos tres diputados en el Congreso
y muchos representantes en otros parlamentos autonómicos y en muchas capitales
de provincias y otros ayuntamientos. Ellos tuvieron claro que, esencias al
margen, nos tocaba acercarnos a Podemos y a otras muchas confluencias a nivel
de todo el Estado.
Por eso mi
voto en la asamblea será para Juantxo, para Marta, para Josep, para Cristina y,
también, para Roberto Carro, para Jon Ruiz de Infante, para Bea del Hoyo, para
Pablo Aldama, para Carmen Molina, para Pepe Larios, para Carmen Ibarlucea, para
Pilar Calvo, para Gabriel Risco, para Rosalba Fonteriz… en fin para la gente
que nos puede ayudar a fortalecer el carácter federal de nuestra organización y
seamos capaces, así, de hacernos mestizos en el frente político de izquierdas que ha de
cambiar este país. Si no sumamos las diferentes izquierdas plurinacionales tenemos PP (en sus
distintas versiones, desde los Ciudadanos auspiciados por el Banco de Sabadell
hasta el PSOE de las puertas giratorias) para largo tiempo. A nosotras, más que
a nadie, nos sale a cuenta ser partícipes del mestizaje transformador porque
cuando nos podemos mezclar se hace evidente que nadie tiene mejor discurso que
el nuestro. Por eso, yo, en mi condición de militante de VerdsEquo del País
Valencià, apoyo a la gente de “Equo en Acción”.