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Pere Navarro, primer secretario del PSC, durante el Consejo Nacional de noviembre de 2013. (Foto: Joan Puig) |
Fraude, poco respeto por la democracia y desvergüenza política, ese es el resumen del comportamiento de las direcciones del PSC y del PSOE con respecto al proceso hacia consulta soberanista catalana. Los podrán jalear los medios más conservadores, derechistas y españolistas, léase “El Mundo”, “ABC” y similares, pero su actitud es impropia de una formación democrática y, mucho más, de un partido progresista.
Núria Ventura, Marina Geli y Joan Ignasi Elena, los tres diputados que la semana pasada votaron a favor de pedir el traspaso a la Generalitat catalana de las competencias para la convocatorias de consultas, están ya camino de la Comisión de Conflictos. En breve serán expedientas y, seguramente, acabarán fuera del partido.
La cuestión aquí no es independencia sí o independencia no. Es otra cosa, es democracia y coherencia. Es el respeto al funcionamiento de democrático que se le debe exigir a un partido; por apelar a las tablas de lo “sagrado”, es cumplir, al menos, lo que dice la Constitución de 1978 sobre como deben proceden los partidos políticos.