Las concentraciones en recuerdo de las víctimas del Metro y en demanda de responsabilidades reunen a unas 200 personas todos los días 3 de cada mes junto a la Catedral de Valencia (Foto: O.P.S.)
Hace cuatro días escribí un artículo preguntándome
dónde estábamos los periodistas de Canal 9 y Ràdio 9, los periodistas de Radiotelevisió Valenciana (RTVV), cuando nuestra cadena manipuló hasta la nausea la información del accidente del Metro que se produjo en Valencia el 3 de julio del 2006 y que costó 43 vidas y dejó 47 heridos. En estos cuatro días, mi artículo ha tenido más de 10.000 visitas. Por distintas vías, me han llegado decenas de comentarios. Muchos de ellos, me echan en cara que mi ejercicio de autocrítica respecto al papel los periodistas de RTVV haya llegado ahora que un ERE en la empresa ha dejado a 1.200 trabajadores en la calle; yo entre ellos. Dado que estoy absolutamente de acuerdo con quienes piensan que los periodistas de RTVV (los trabajadores, en general) no hemos estado a la altura, no pienso entrar a detallar el funcionamiento interno de un medio como RTVV ya que podría sonar a excusa, cosa que no pretendo. En mí anterior artículo ya explicaba todo lo que me parece socialmente relevante. Quien quiera saber más de mi posición en (y sobre) los informativos de RTVV, desde 1989 hasta hoy, tiene internet para ampliar sus datos; allá podrá encontrar bastante material escrito, sobre todo en valenciano.
Así que, entonado el "mea culpa", reconocido que los periodistas de RTVV no estuvimos donde tocaba cuando el accidente del Metro, lo que me pregunto en este artículo es dónde estaba el grueso de la sociedad en ese momento; en ese momento y en tantos otros. ¿Dónde estaba usted que ahora carga contra la vergüenza de la manipulación informativa de Canal 9 cuando ésta llegaba cada día a su televisor? Y lo que vale para Canal 9 vale para TVE o para Canal Sur o para Castilla-La Mancha, etc. ¿Dónde estaba un mínimo de resistencia ciudadana? ¿Toda la responsabilidad era de los periodistas? Muy bien, aceptemos que en temas de manipulación informativa todo era responsabilidad de los periodistas pero ¿y en los demás campos? ¿Dónde estaba usted, ahora tan enojado, cuando esta sociedad miraba hacia otra parte mientras desde el poder político y económico se encadenaban los abusos que, por aquel entonces, parecían todos gratis?
En definitiva, les propongo que tomemos los informativos de Canal 9 como metáfora de todos los abusos sufridos para darnos cuenta que si hemos llegado a donde hemos llegado no ha sido por la responsabilidad concreta y localizada de "otros" sino por la suma casi infinita de complicidades, indolencias, irresponsabilidades y despistes de los que nadie está a salvo.
En 1994, es decir, hace diecinueve años, los periodistas de Canal 9 ya redactaron y firmaron un manifiesto que denunciaba casos de manipulación y censura en la cadena. El documento acabó trascendiendo. Nadie se dio por aludido.
A partir de 1996, y durante seis años seguidos, el Comité de Redacción de Canal 9 emitió unos
informes de seguimiento de sus informativos (más de 100 folios por informe) en el que, con nombres y apellidos de directivos y de políticos, se ponía de manifiesto el uso y abuso que el gobierno de Eduardo Zaplana, vamos, el PP, hacía de la cadena. El día de la presentación del documento todos los periódicos valencianos, e incluso de ámbito estatal, recogían las denuncias. Todos los partidos del arco parlamentario valenciano también disponían del Informe. Había incluso entrevistas en la Cadena Ser o en Onda Cero. ¿Alguien salió a pedir explicaciones a nuestros dirigentes? En absoluto.
A lo largo de su existencia, el Comité de Redacción, el primero que existió en España en un medio público, hizo más de un centenar de notas de prensa con denuncias concretas de noticias que se tergiversaban, que se obviaban, se escondían o en las que se mentía para favorecer los intereses partidistas del PP. Nadie parecía prestarle atención y el silencio de la ciudadanía era interpretado por nuestros directivos como una patente de corso para ir un poco más allá.
En eso años, al Comité de Redacción de Canal 9 se le premió con el
"Premi Llibertat d'Expressió de la Unió de Periodistes del País Valencià". Recuerdo que en el discurso de agradecimiento se hizo una llamada a la sociedad en el sentido de que era impropio que en una democracia se diera un galardón a alguien por denunciar casos de manipulación y censura por parte de los poderes públicos, que eso era cosa de las dictaduras. Salió en prensa, con fotos incluidas. Ni una sola reacción.
A principios de 1999, el Comité de Redacción de Canal 9 comparareció en el Parlamento valenciano (Les Corts Valencianes) y durante tres horas pormenorizó decenas y decenas de casos de malas prácticas informativas en la cadena. Se especificó que los periodistas de la casa entendían que el poder político estaba desinformando a través de Canal 9 para seguir ganado elecciones. Nunca un órgano de representación de una Redacción de Informativos de ninguna cadena en España había hablado en un Parlamento. Era un caso inédito. Los medios de comunicación recogieron el hecho y todo lo dicho. No pasó nada.
Distintos profesionales de la casa, desde 1994 hasta la actualidad, han escrito en los principales periódicos valencianos concretando la manipulación en más de un centenar de artículos con datos precisos y responsabilidades concretas. Se han dado nombres, apellidos, detalles, hechos. Pues bien, todo cayó en el olvido inmediato.
Nadie ha tirado nunca de ese hilo. Por poner dos ejemplos, la oposición política nunca ha hecho el gesto de abandonar el Consejo de Administración de RTVV como forma de protesta y más de una treintena de periodistas destacados de Valencia, así como distintos profesores universitarios, han seguido participando de forma regular en las tertulias de RTVV como si se tratara de medios democráticos normales que no merecieran un cordón sanitario a su alrededor.
Se ha escrito incluso, firmado por periodistas de Canal 9, un libro titulado "La televisió (im)posible" en el que se analizaba y pormenorizaba la deriva de la cadena en cuanto a calidad informativa se refiere. Tampoco movilizó a nadie; ni a lo sectores sociales más directamente concernidos, ni a los ciudadanos en general que, la verdad sea dicha, no se podían sorprender por ninguna revelación ya que el material "informativo defectuoso" les entraba cada día en su casa como si tal cosa.
El Partido Popular siguió encadenando victorias electorales. Ninguna de las denuncias sobre como estaban abusando de los medios públicos que controlaban hizo mella en ellos. Los votantes jamás se lo tuvieron en cuenta. Si lo sabían se lo perdonaban. Aunque es posible que no se enteraran de nada. En todo caso, no sería por la falta de ruido. Ningún otro medio de comunicación en España ha tenido mayor número de denuncias salidas de su propia redacción que Canal 9. Otra cosa es que el destinatario de las denuncias, el grueso de la ciudadanía, estuviera en diferentes menesteres o no valorara la importancia del caso.
Para protestar contra la manipulacion informativa en RTVV, en Valencia ha habido dos manifestaciones, una en 2003 y otra en 2010, la primera convocada por los propios trabajadores; la segunda, por una Plataforma Cívica. En ninguno de los dos casos se llegó a las 500 personas, de las cuales más de la mitad eran los mismos profesionales de la casa.
En resumen que, que volviendo a reconocer que los trabajadores de RTVV no hemos estado a la altura en nuestro compromiso con el derecho a la información de los ciudadanos, hay que decir también que la sociedad valenciana nunca quiso enterarse de nada, ni los partidos de oposición, ni la Universidad, ni el sector audiovisual, ni el mundo de la cultura... nadie.
Me temo que los mismos que ahora exigen a los trabajadores de RTVV, por decirlo gráficamente, que más allá de sus denuncias se hubieran arrojado bajo los tanques (cosa que igual debimos hacer), esos mismos, no eran capaces ni de sacrificar una mañana de domingo para salir a las calles de Valencia a protestar.
Ya digo, tómese el ejemplo de RTVV y la actitud de la ciudadanía como metafora de lo que ha sido la política valenciana y española en los últimos 20 años. En este sentido, quiero recordar, volviendo al caso del accidente de Metro de 2006, que cuando se produjo el suceso no hubo movilizaciones ciudadanas más allá de pequeñas concentraciones que congregaron a menos de un centenar de personas en distintos puntos de Valencia. Solo en Torrent, ciudad en la que vivían muchas de las víctimas, hubo una manifestación que superó las mil personas, aunque el acto era más de apoyo a unos vecinos que lo estaban pasando mal que de carácter reivindicativo. Desde finales de 2006, todos los días 3 de cada mes hay una concentración en el centro de Valencia en recuerdo de las vícitmas y recordando que ningún responsable político ha pagado por ellas, la media de asistentes está por debajo de las 200 personas. Diez meses después del siniestro, en mayo del 2007, hubo elecciones autonómicas y el PP de Francisco Camps, que siempre se negó a entrevistarse con los familiares, repetió su holgada mayoría absoluta; cuatro años depùés, en el 2011, incluso aumentó su número de diputados.
Un detalle más para que se vea que todo está relacionado: seguramente las mismas familias de afectados por el accidente del Metro que durante años han sufrido el desprecio informativo de RTVV jamás se implicaron antes en la defensa de su televisión y su radio públicas. No les culpo. Hicieron lo que hizo la inmensa mayoría, pensar que las cosas no iban con ellas. Se equivocaban, nos equivocamos todos, los medios de comunicación públicos son, en realidad, el espacio de lucha de los ciudadanos contra los poderes establecidos, por eso cuando renunciamos a ellos, nos convertimos en seres indefensos. Conviene que nadie lo olvide.