(Foto: E. Bayer)
Cuando
los pirómanos se ponen el traje de bombero yo tiendo a no fiarme,
siempre me parece que en esos casos hay gato encerrado. Por eso mismo,
ahora que veo al Partido Popular y al PSOE de cruzados contra los
desahucios, desconfío. No me digan que no les resulta sospecho que los
que están negociando sobre cómo hacer frente al drama de ver a los
bancos dejar sin casa a la gente sean, precisamente, los dos partidos
que más dinero deben a los bancos; los dos partidos responsables de la
legislación que tenemos y que nos ha llevado a la situación actual; los
mismos que se han negado en los últimos meses
a considerar todas las iniciativas legales que formaciones más pequeñas
han puesto sobre la mesa para resolver el problema social planteado.
PP y PSOE han monopilizado un futuro acuerdo sobre los desahucios
dejando fuera de él a cualquier otra formación política o grupo
ciudadano activo en la cuestión. Por supuesto no se han acordado de
aquellos partidos que en el Congreso han presentado recientemente
mociones legislativas sobre la cuestión; mociones que no contaron con el
apoyo de los dos grandes, claro. Han obviado incluso
distintas Iniciativas Legislativas Populares (ILP) que hay en marcha. Es
más, reconociendo como valiosísima y más que necesaria la movilización
popular en este tema como en tantos otros, dudo mucho que sin suicidios,
PP y PSOE se hubieran dado por aludidos. Así las cosas, y puesto que
los dos grandes partidos no han dado ninguna explicación sobre lo
restringido del posible acuerdo, ni hay ninguna razón objetiva que lo
pueda justificar, es evidente que limitar a dos el número de grupos
negociadores responde a motivos oscuros, impresentables,
impronunciables.La misma Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) dice no confiar para nada en las conversaciones de socialistas y populares. Les recuerdan que para encontrar soluciones no son necesarias las comisiones de expertos, ni nada parecido. Dación en pago, moratoria de los desahucios en marcha y alquileres sociales; esas son, según la PAH, las tres patas para resolver el problema y son recetas de sobras conocidas y planteadas. No se pierdan el vídeo que sigue porque, ante un problema, no hay nada mejor que escuchar a quien más cerca está de él.
Ha sido necesario llegar a los 350.000 desahucios y a tres suicidios para que el poder político reaccionara. Lo que sucede es que tal reacción parece muy oportunista. Si el motivo de la negociación fuera el drama ciudadano que representa tanta gente expulsada de su casa, tanta gente sin techo, PSOE y PP se hubieran puesto a la tarea mucho antes y, por supuesto, hubieran dialogado con los partidos que más sensibilidad han mostrado al respecto en los últimos años; aquellos que ya disponían de propuestas y las habían defendido. Si no lo han hecho es porque lo primero que les preocupa, lo que estás detrás de su reacción, es la mala imagen que los miles de desahucios están ocasionando a la banca y a ellos mismos. Contra esa pésima reputación es contra lo que se trabaja. Socialistas y populares no pueden abrir sus conversaciones a más grupos, en especial a los más implicados en la problemática, porque éstos les plantearían unas propuestas que los bancos de ninguna manera están dispuestos a asumir. Esta es la clave. Hay que conseguir una cuadratrura del círculo que permita frenar los desahucios sin perjudicar a los bancos. Ese es el límite: el perjuicio de la banca. Con muertes de por medio, el malestar cuidadano ya estaba llegando a cotas peligrosas y en estos casos es cuando entra en juego la "responsabilidad" de los grandes, su papel de canalizador de malestares sin poner en duda ni una sola de las bases del sistema. Contentar a todos, ese es el reto del PP y del PSOE. Y si eso no es posible, que no lo es, de lo que se trata es de llegar a medidas que, al menos, parezca que sirven para algo. Como siempre se optará por poner parches y por supuestas soluciones que tienen que ver más con la caridad que con la justicia. La gente dice "STOP desahucios", ellos contestan "STOP suicidios".
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