El PP ha dejado en evidencia la soledad del ejecutivo socialista. Un éxito. Claro que ante sus homólogos europeos ha quedado como un alternativa de gobierno irresponsable en la medida que ha dicho no a unas recetas que tendrían que aplicar ellos en el caso de estar en el poder. Menudo éxito.

En definitiva, se habla tanto de crisis económica que no atendemos a la terrible crisis política por la que estamos cayendo. No es poca cosa. La crisis económica pasará y, cuando tal cosa suceda, quedará al descubierto la crisis política. En ese momento, con dinero en el bolsillo, haremos como que no nos damos cuenta, como que todo va bien. Pero no. La calidad de nuestra democracia empeora, y empeora la clase política, y perdemos músculo social, y estaremos en peores condiciones cuando los cuervos que nos sobrevuelan, llamémosles mercado, vuelvan a por nosotros.
Hoy, viendo la sesión del Congreso, me han quedado sin respuesta las dos preguntas clave para el gobierno y la oposición. El Ejecutivo, y sus tristes palmeros del grupo parlamentario socialista, han vuelto a sus despachos sin explicar por qué, para cumplir las condiciones antidéficit de la Unión Europea, han optado por congelar las pensiones y rebajar el sueldo de los funcionarios en lugar de tirar por otras vías posibles. Todos los grupos han criticado la congelación de pensiones y las reducciones de sueldo a los empleados públicos pero el Gobierno se ha ido del Pleno sin justificarlas.
Por su parte, el Partido Popular, el grupo principal de la oposición, la supuesta alternativa de gobierno, se ha limitado a descalificar la acción y las decisiones gubernamentales pero no ha ido más allá. Mariano Rajoy ha dicho que está bien contener el déficit pero que está muy mal como lo ha hecho el Gobierno. Le ha faltado explicar lo más importante, lo que se espera que diga quien pretende tomar el relevo en La Moncloa, lo que obligatoriamente debería haber aclarado quien aspira a ser en breve Presidente del Gobierno. Rajoy nada ha dicho de cuál es su propuesta, no ha dado una sola pista de cuáles serían las medidas precisas que él aplicaría, ni mu de por dónde pensaba recortar, ni palabra de cómo tenía previsto ingresar más dinero.
En resumen, menudo debate, menuda política.