
Porque el accidente fue un día 3, todos los 3 de cada mes ese grupo de familiares y amigos, con sus camisetas negras, sus interrogantes, su demanda de explicaciónes y su dolor, se reúne en el centro de Valencia, justo al lado de la Catedral, para recordarle al President Camps que todavía no se ha dignado a recibirles, reconfortarles, expresarles su apoyo, darles explicaciones. Fueron muertos inoportunos, y lo están pagando.
El 19 de abril pasado tomó posesión como obispo de Valencia Carlos Osoro. Camps lo recibió hace tres días, el 5 de mayo, justo a las dos semanas de su llegada. El gobernante le mostró el Palau de la Generalitat, conversaron a puerta cerrada durante más de media hora. Luego le acompañó a pie hasta la sede del arzobispado y la despedida fue con un respetuoso besamanos, reverencia incluida.

Los familiares de las 43 personas que dejaron su vida en las vías del Metro, unas instalaciones y un servicio responsabilidad del gobierno de Francisco Camps, no demandan tanto boato, ni tanta atención. Sólo quieren ser recibidos, escuchados, tenidos en cuenta.
El obispo Osoro salió del encuentro con el President asegurando que "en su mirada [la de Camps] está la de todos los valencianos”. Es evidente que el “todos” del insigne sacerdote es tan selectivo como lo es la agenda de Francisco Camps que únicamente se aviene a reunirse con quienes le adulan, aplauden o ríen sus gracias. En eso también coinciden, tienen los mismos "nadies".
Se imaginan que el obispo Osoro se hubiera negado a ser recibido por Camps hasta que el President de la Generalitat no se hubiera reunido con los familiares de los muertos del Metro. Vistos los preceptos de la religión en base a la cual ocupa el cargo que ocupa Carlos Osoro, llamémosles estatutos o mandamientos, sería lo pertinente, pero simplemente plantearlo parece una broma. ¿No le llega al obispo Osoro su sensibilidad, su caridad, su solidaridad o su sentido común para ponerse al servicio de los que llevan 3 años llorando a sus desaparecidos antes que dejarse halagar, besar, agasajar y acompañar por el President Camps? Pues parece que no.
El paso del tiempo trae cambios en las circunstancias generales pero no en los modelos de personas, en sus comportamientos, sus actitudes, sus reglas de conducta. Las hechuras humanas se repiten de forma contumaz. Así, Osoro parece de los dispuestos a llevar bajo palio al gobernante de turno y Camps, de los que bebe los vientos para verse en tal tesitura. Por suerte las circunstancias se lo impiden. De momento.
3 comentarios:
Julià, felicidades por tu artículo, y decirte que totalmente de acuerdo con lo que argumentas.
lo que más me asusta a mí, es la pasividad del pueblo valenciano, y que ante un desgobierno tal, la gente no haga nada, sino al contrario cada vez tienen más apoyos en las urnas.
Totalmente de acuerdo Oscar.¿Y LA OPOSICION?
Ni l'oposició ni el poble valencià existeixen, no tenen suficient formació ni consciència cívica per a existir com a tals. Per a reaccionar davant d'alguna cosa s'ha de tindre criteri per a valorar el fet, i el criteri no naix espontàniament, sino que es construeix. Fa molts anys que diverses i elevades instàncies no volen que el poble valencià tinga criteri, perquè així tampoc serà poble, ni serà res excepte material dòcil
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